Pecado Original (2019)
La absurda culpa.
Eva vive con su esposo Adrián en una villa colonial española. Ante el mandato social de lo que se espera de la esposa de un diplomático, ella se muestra adaptada a su nueva vida matrimonial: prepara la cena, recibe a los suegros, ordena la casa y pasa el tiempo buscando cualquier tipo entretenimiento ya sea en la televisión o en una botella de vino. Pero las apariencias no pueden ocultar que Eva está aburrida, insatisfecha y tal vez un poco desatendida por un marido que solamente piensa en su ascenso laboral.
En un intento por escapar del tedio de la rutina, Eva compra un cuadro de una composición y estética bastante particulares, algo fálicas, cuya adición a la casa interfiere con la excesiva imaginería religiosa. Con el cuadro, llega Luis, el artista. Es de esperar que Eva sienta curiosidad hacia él, como también lo es que Adrián los descubra. Dicho y hecho los tres personajes no tardan en confrontarse unos a otros de las maneras más inesperadas.
Narrado en un solo día y en un solo sitio, los personajes juegan en un supuesto triángulo amoroso que raya lo absurdo y descarta los típicos descargues de ira que suscitaría una inminente traición. Supuesto porque Pecado original (2019) no se trata de una pelea por saber quién quedará con quién. Adrián enfrenta un carácter tieso y hermético que le impide conectarse con Eva. Desafía a Luis a un partido de bádminton, pero también lo invita a comer, porque no puede despojarse de sus perfectos modales adquiridos. Luis, motivado por concretar la venta del cuadro, se presta al baile y se enreda en una terapia de pareja disparatada que saca a luz los tabúes del matrimonio, mientras Eva procura desesperadamente encontrar un sentido a la crisis que está atravesando.
Pero aquí el foco es Eva. Cansada de vivir para satisfacer unas expectativas instauradas en torno al rol de la esposa y de resultar siempre insuficiente para Adrián y su suegra, busca tomar el control de la situación. Eva no se considera un premio a ser disputado ni tampoco un accesorio incluido en el paquete del “matrimonio perfecto”. Ella quiere poder, algo inusual, no porque sea ella quien lo desea, sino porque siglos de dominación masculina instalaron la idea de que el poder está reservado solo para ellos.
También quiere explorar su sexualidad con libertad, experimentar sus deseos y fantasías sin ser juzgada por ello, y mucho menos por su esposo. De nuevo inusual porque el conservadurismo religioso nos ha adoctrinado para sentir pudor de nuestro cuerpo y nuestro sexo.
Más allá de la particular propuesta fotográfica que quiebra con los estándares convencionales de las comedias románticas, quizás en detrimento del género, Pecado Original juega con lo absurdo a través de las situaciones disparatadas que se suceden a la vez que cuestiona las apariencias sociales y la culpa cristiana, en un intento de alterar el orden social establecido. Eva y Adrián no son Eva y Adán.