Claire Denis en conversación con Olivier Assayas
En la reciente Berlinale -uno de los pocos festivales que pudieron realizarse con cierta normalidad en este 2020- se concretaron varios encuentros entre cineastas dentro de un ciclo denominado “En transmisión”. Aquí una crónica de esta charla, que ahora se puede ver en el evento online organizado por YouTube.
Aportada por la Berlinale, esta conversación entre los franceses Olivier Assayas (Irma Vep, Finales de agosto, principios de septiembre, Los destinos sentimentales, Demonlover, Clean, Boarding Gate, Las horas del verano, Carlos, El otro lado del éxito, Doubles vies, La Red Avispa) y Claire Denis (Nénette et Boni, Bella tarea, Trouble Every Day, Vendredi soir, L’intrus, 35 rhums, White Material, Les salauds,, Un bello sol interior, High Life) realizada en el marco de la edición pasada de la muestra alemana formó parte del segundo día del festival de festivales We Are One.
“El cine es excitante cuando se intenta hacer algo que nadie nunca antes hizo”, afirma Assayas, una premisa que en cierta manera ha configurado el cine de ambos autores franceses, quienes se abrieron camino al margen de la industria de cine galo o norteamericano inclusive.
En esta conversación entre Denis y Assayas, de tono un tanto familiar pues ambos directores llevan largos años de amistad y colaboración mutua, se rememora el inicio de sus respectivas carreras y la influencia recíproca que nutrió aquello que Denis denomina “una nueva forma de mirar al cine, de sentir al cine” y una sensación de libertad que se apartaba un poco de la norma que regía el cine francés de dicha época.
La confianza y el respeto por el trabajo del otro ayudó a paliar la inseguridad que conlleva el proceso de realizar una película. Según Assayas, esta inseguridad es casi como un modo de vivir que viene por añadidura al mismo acto de hacer una película donde uno se deja llevar por la energía que impulsa dicho proceso. Una vez terminada la película, inicia una nueva búsqueda de qué contar y por qué contarlo, porque “nadie necesita un nuevo film tuyo”, admite Assayas con ironía.
Para Denis, por su parte, el dilema no gira en torno a tener coraje o no, porque para ella hacer una película es como cavar un pozo: o lo terminás o no, y si no lo terminás en realidad no sos un director de cine. “No se trata de si te gusta o no (lo que estás filmando), es parte de ti mismo”, añade la realizadora. Un director de cine es una persona que se embarca en la travesía de hacer una película, una persona con miedos y dudas, pero con la particularidad de que en esta odisea sería irrelevante abandonarla a mitad de camino.
Al referirse al cine francés y lo que se entiende por dicho término, Assayas argumenta la influencia de la teoría del autor de cine o la noción del autor de cine como un autor que crea una obra con la misma libertad que un artista o un pintor. La lógica del cine francés se articula por ende sobre la figura de un director poseedor del final cut o corte final, en contraposición a la industria norteamericana donde un director es un empleado dentro de una maquinaria interesada en producir dinero y generar dinero.
De la misma manera, el cine galo, así como la Nouvelle Vague francesa en su momento, fomenta la posibilidad de hacer películas distintas, raras si se quiere, o “películas que no se parecen a películas” regida por la idea máxima de libertad creativa. Pero la libertad creativa supone tener conciencia sobre los gastos, y la responsabilidad de decidir dónde se gastará lo poco se tiene. Denis añade por último que el término final cut es incluso un concepto norteamericano, siendo que para la producción de cine independiente del resto del mundo y de Francia es lo normal.
Un diálogo breve, que incita a reflexionar sobre el cine y sobre hacer cine como un acto personal y no una actividad lucrativa, y que sucede, por parafrasear a Denis, cuando debe suceder.
Parte de la selección del festival WE ARE ONE 2020
(Esta crónica se publicó previamente en el sitio de Taller de Crítica de Otros Cines)