Aproximaciones a la imagen pictórica de Enrique Collar
Nacido en la compañía de Itauguá Guazú, Paraguay, Enrique Collar es un artista visual y director de cine radicado en Rotterdam, ciudad holandesa donde actualmente vive y trabaja. Su obra ha sido exhibida en el Museo Europeo de Arte Moderno y Contemporáneo de Barcelona, en el Maisón de L’Amérique Latine en París y ha formado parte de colecciones de gran prestigio internacional, entre ellos la Colección de Arte del Banco Interamericano de Desarrollo, en Washington DC. De muy joven, Collar emigró a Buenos Aires con su madre, donde asistió a la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano. Tras la caída de la dictadura de Alfredo Stroessner, una exitosa muestra en Asunción de artistas paraguayos residentes en el país vecino lo lleva a abandonar el oficio de diseño gráfico y a dedicarse por completo a la pintura. Entre Argentina y Paraguay, la ciudad y el campo, la primera parte de su obra pictórica toma como escenario las costumbres y los paisajes campestres de su ciudad natal. Del mismo modo, la trilogía comprendida por las películas Miramenometokéi (2002), Novena (2010) y Costa Dulce (2013) erigen sus relatos en torno a mitos y creencias paraguayas.
En su carácter de pintor y cineasta, Collar traza con la cámara imágenes pictóricas, planos que parecen detenidos en el tiempo y que pertenecen a otro formato y soporte. Las películas de Collar guardan una estrecha relación con sus pinturas, tanto así que más allá del movimiento y de los desplazamientos de sus personajes, cuadro y pintura establecen un diálogo simbiótico. Incluso sus cuadros, con un minucioso estudio sobre la luz y el color, se asemejan a viñetas cinematográficas compuestas de varios planos y montadas sobre el lienzo. ¿Cómo se define la particularidad de su lenguaje?, o, dicho de otro modo, ¿cuáles son las características de la imagen que se desdibujan sobre el plano como trazos del pincel?
Estrenada en la edición número 25 del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Novena acompaña el rito del novenario dedicado a la madre de Juan, un artesano de Itauguá Guazú. Entre rezos y lamentos, los ritos exequiales reúnen a los pobladores de la zona por nueve días, una tradición católica que aún persiste hacia el interior del país. De manera similar, Costa Dulce se aproxima al mito popular de la plata yvyguy o tesoro escondido, a través de David, un joven cuidador que se obsesiona con la posibilidad de encontrar oro. Según la leyenda, durante la Guerra de la Triple Alianza, quienes huían enterraban sus joyas con la esperanza de volver a recuperarlas en algún momento futuro. Hasta hoy, hay quienes se embarcan en la búsqueda de tesoros, consumidos por la esperanza enfermiza de la fortuna repentina.
En lo temático, religión y mito nutren el culto hacia creencias extenuadas que se disipan en las periferias de la ciudad. La representación de la práctica religiosa adquiere preponderancia sobre la ficción y las escenas de devoción ilustran la angustia del pueblo. Asimismo, las conversaciones entre los pueblerinos sobre la posible existencia de tesoros dispersos en Costa Dulce consume la sanidad de los buscadores. El hecho de que nadie admite ni anuncia haber encontrado oro solo se explica por el secreto que protege al mito. La representación de estos eventos, atravesados por el delirio y el fanatismo, se asemeja a pinturas religiosas donde el valor moral del acontecimiento supera al individuo. Aquí, la devoción excede al ser humano. La religiosidad es parte del propio paisaje, y sus personajes echan raíces sobre su tierra y sobre su fe.
En la pintura y en las artes gráficas, la perspectiva genera la ilusión de tridimensionalidad sobre superficies bidimensionales. Mientras las representaciones se obtienen a partir de ejes imaginarios y proyecciones invisibles que se definen mediante líneas y objetos, en el cine, la cámara es el ojo que determina el punto de vista. Dónde se ubica la cámara, con qué lente se filma y qué angulación presenta son algunas variantes que definen imágenes muy diferentes entre sí. Como director de cine, Collar construye la ilusión de profundidad de la imagen a través de la composición fotográfica, donde los elementos situados en distintos planos proyectan una dimensión perpendicular al cuadro. En ocasiones, el punto de vista se desplaza por encima de la línea de la mirada de quien observa, como ocurre en una de las escenas de Novena. Mientras las mujeres lloran por la muerte de la recién fallecida, un leve picado deja entrever a la multitud reunida para el novenario. Sus rostros afligidos se extienden hacia el exterior de la casa, y van perdiendo nitidez conforme se vuelven más pequeños.
Con frecuencia sus protagonistas se sitúan en el medio del cuadro, con una línea del horizonte que atraviesa la mitad de la imagen. Mediante el color y la textura, la divisoria entre la tierra colorada y la construcción precaria atraviesa tanto a ellos como a su entorno. Apenas perceptible, una leve angulación oblicua los impregna de inferioridad e incluso los sitúa en una posición desventajosa frente a ellos mismos y las adversidades circundantes; desprenderse de estos lugares es impensable. En cuanto a la composición, el foco descansa sobre los rostros de Juan y de David; el punto de fuga de la perspectiva lineal conduce al centro del cuadro. Pareciera que ellos están condenados en ese espacio infinitamente. En Costa Dulce, la fuerza del plano es tanto hacia adentro, hacia su centro, como hacia afuera, hacia el universo donde se desdoblan las sombras de los árboles y donde habitan los espíritus malignos en el fuera de campo sonoro. Se podría afirmar, entonces, que estamos frente a un fragmento dinámico, cuyas tensiones rebasan los límites estáticos.
Por instantes, la luz del sol que ingresa a través de ventanas y puertas recuerdan a los retratos íntimos de Johannes Vermeer, con un tratamiento más sombrío y un tono más amarillento, pero que conserva la fuerza de esos rayos luminosos que pegan sobre el rostro. Por otra parte, en Costa Dulce, Collar evoca la perspectiva renacentista no solo a través de la composición o mediante la presencia de objetos, como la réplica de La última cena de Leonardo da Vinci, sino además dibuja su propia versión del Hombre de Vitruvio con David en el centro de la imagen. Cuando la búsqueda de tesoros escondidos se vuelve una obsesión, este hombre atormentado, imperfecto si se quiere, se acurruca dentro de un círculo que él mismo marcó sobre la arena con un trozo de madera y un pedazo de cuerda, quizás porque en esta figura imperfecta yace su único refugio y consuelo.
Además de las ceremonias religiosas, los rituales previos a las comidas compartidas guardan su tiempo en el relato. Los planos largos al ras de la mesa contemplan los gestos parsimoniosos de preparación y cocción, como si de bodegones de naturaleza muerta se tratase. En Novena, los vestigios de un festín sobre un fondo negro realzan los detalles de la composición que distribuye los objetos inanimados de manera estilizada dotando de belleza a aquello que de otra manera queda reducido a meros huesos o desperdicios.
En las escenas nocturnas tanto de Novena como de Costa Dulce, el claroscuro domina la fotografía. Dicha técnica pictórica se caracteriza por el alto contraste entre las sombras y las luces, efecto producido al utilizar una única fuente de luz, y cuyo contraste excesivo entre los volúmenes dispuestos en el cuadro pone en relieve algunos elementos sobre otros. Mientras que en la pintura estas fuentes de luz se suponían casi siempre por fuera de la escena, Collar se vale de una iluminación artificial con velas y focos que, por su tamaño reducido y potencia limitada, colorean un ambiente entre siniestro y tétrico. Así, mientras la esposa de David reza por la aparición de su hija, las velas del humilde santuario iluminan apenas sus facciones y la mantienen a flote de la oscuridad al acecho. De igual importancia es el único foco que cuelga sobre la mesa donde los hombres juegan a las barajas y apuestan su salario. En una de las tantas noches de timba, en el instante previo a la derrota de David, los jugadores y espectadores observan al hombre sentado hacia el lado izquierdo de la mesa, el más habilidoso en los juegos de azar. Como la taberna de Caravaggio, en La vocación de San Mateo, que se interrumpe por un evento milagroso, la tensión dramática recae sobre David y a quien él observa, el hombre que llevará sus ahorros en el momento justo cuando una decisión impulsiva determina su aflicción y lo encauza a la demencia.
Al hablar de pintura y cine, André Bazin sostiene que el plano permite ver un fragmento de la realidad donde aquello que se exhibe se prolonga más allá de la pantalla. Según el teórico francés, los límites de la pantalla difieren del marco de una pintura, ya que la imagen cinematográfica se desborda por fuera de dichos límites. Si la noción del cuadro es un concepto que debe su origen a la pintura, en el cine de Collar, en especial en las películas Novena y Costa Dulce, pintura y cine son disciplinas entreveradas e inherentes a sus imágenes. De acuerdo con el artista, en ocasiones, sus pinturas se desprenden de fotografías o de dibujos; fue su obra pictórica latinoamericana producida durante la década de los 90 la que inspiró su trilogía paraguaya.
La obra más reciente del artista consiste en la manipulación digital de fotografías esféricas a partir de las cuales se originan pinturas de gran formato, proyecto titulado Universal project 360º VR. Estas obras, que traspasan los errores de la imagen digital al soporte bidimensional, emulan una realidad virtual imperfecta, desfasada e incómoda. El lenguaje pictórico discurre sobre el espacio y la representación de los objetos en dicho espacio cuando los modos de ver son otros, a veces incluso mediados por herramientas ajenas al ojo humano. Planos que son pinturas y pinturas que son cuadros, cuando la presencia de la pintura se estampa sobre el plano cinematográfico, ¿será posible hablar entonces de un plano pictórico o, en su defecto, de una pintura cinematográfica?
Referencias:
Bazin, A., & Muñoz, L. J. L. (2008). ¿Qué es el Cine? (6.a ed.). RIALP.
Nuovo, S. (2017, 25 agosto). Enrique Collar el pintor paraguayo más cotizado en el mercado internacional. Oxígeno Feria de Arte. Recuperado 22 de enero de 2022, de https://oxigenoferiadearte.com/arte-latinoamericano/enrique-collar-pintor
Enrique Collar. (s. f.). Enrique Collar. Recuperado 26 de enero de 2022, de https://collarenrique.com/biography/
Enrique Collar estrenó Novena, en Mar del Plata. (2010, 18 noviembre). Última Hora. Recuperado 23 de enero de 2022, de https://www.ultimahora.com/enrique-collar-estreno-novena-mar-del-plata-n378776.html
Artista paraguayo participa de muestra internacional. (2012, 7 agosto). Secretaría Nacional de Cultura. Recuperado 24 de enero de 2022, de http://www.cultura.gov.py/2012/08/artista-paraguayo-participa-de-muestra-internacional/
*Esta crítica fue publicada en El Espectador Imaginario / N° 129 – Febrero 2022 / https://www.elespectadorimaginario.com/aproximaciones-a-la-imagen-pictorica-de-enrique-collar/