Kmêdeus (2020)
Nuno Miranda. Cabo Verde. 2020
La Isla de São Vicente, perteneciente al archipiélago de Cabo Verde, se despliega en su esplendor en Kmêdeus, de Nuno Miranda. Inspirado en un baile performático de António Tavares, el documental indaga en las costumbres y el modo de vida de los habitantes de la isla, donde arte y locura nutren la cultura de la ciudad de Mindelo.
Sobre el imponente Monte Verde el alarido de un hombre que grita Kmêdeus retumba en la llanura rocosa. Aquí, el viento es tan fuerte que es imposible oír a todo aquello que se encuentre a tan solo cinco metros de distancia de uno mismo. Esta idea, de un lugar encapsulado, resguardado quizás, donde no se oye más que las voces de sus habitantes persiste a lo largo de la película. La utilización del gran angular en las entrevistas registradas abarca en un mismo plano a los entrevistados y su entorno, sin discriminar a uno del otro, ni pretender un orden de valor entre los mismos. Aquí, el personaje es su entorno, porque es el ambiente el que configura sus comportamientos y actitudes.
La película se inspira en la figura de un hombre conocido como Kmêdeus, cuya traducción literal significa “El come Dios”. Este personaje, bien conocido por los locales, deambulaba las calles de Mindelo infectando con su humor a donde iba. Al Kmêdeus se lo evoca en presencia a través de los testimonios y relatos, incluso mediante la banda sonora y sus ritmos locales, pero hasta final no se lo ve nunca.
Sin embargo, Kmêdeus parte del imaginario construido en torno a este hombre para abarcar más allá de las dinámicas de relación entre los residentes, los artistas, y aquellas personas que padecían o padecen de algún impedimento mental; lo que interesa al director son las huellas que permanecen en las paredes, y cómo el pasado y el presente se funden sobre un mismo mural. El símbolo de la cruz de David unida a una cruz cristiana se convierte en un emblema que ilustra la convivencia de mundos antagónicos sobre la tierra, como el idioma que no resulta tan extraño a nuestros oídos porque conjuga el portugués con el africano, o como la máscara en forma de cabeza de un pez utilizado en la performance que une dos especies en una. No es descabellado intuir que en cada uno reside una pequeña dosis de locura.
Por otra parte, la combinación de material de archivo diverso, desde fotografías en blanco y negro a afiches de películas o registro de bailes y tapas de disco, pinta de diversos colores el retrato de un pueblo que padeció las consecuencias de la colonización y la descolonización; hambre, pobreza y esclavitud no son términos desconocidos, más bien disfrazados y sobrellevados bajo la extravagancia de los disfraces de carnaval y el particular sentido del humor. Narrado en tres actos distintos, que se corresponden a las personas y la locura, al cine, el carnaval y la música, y por último a la memoria, Kmêdeus afronta lo particular con una lente que engloba las historias de su gente para mirarse a sí mismo y reconocerse frente al espejo.
Parte de la selección del festival WE ARE ONE 2020
(Esta crítica se publicó previamente en el sitio de Taller de Crítica de Otros Cines)