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The peepul tree (2020)

por Alex Vazquez 31 mayo, 2020 131 Views

Sonja Feldmeier. Suiza. 2020

Un gran árbol en medio de una transitada calle en la India supone un problema para el municipio de la región. La solución, echarlo. No interesa la especie (una ficus religiosa), no importa su edad, y carece de valor cualquier significación religiosa que pudiera tener con el hinduismo y el budismo.

La poda es violenta, implacable. Ni las bocinas del tráfico atosigante, ni el constante paso de peatones puede detener a los podadores en su tarea. Un montaje frenético describe el ritmo de los hachazos que alterna el estruendo de la caída de una rama con detalles de la madera mutilada. Pero a medida que el árbol se va desmoronando, entre los acercamientos y movimientos de reencuadres que buscan abordar la mayor cantidad de ángulos de visión, emerge otro personaje: la gente. Con el paso del tiempo, los troncos revelan el rostro de los podadores que miran directo a cámara y que hasta incluso conversan con ella pero no con palabras, sino con gestos o poses y sonrisas de complicidad. Ellos fuman frente a cámara, se enorgullecen cuando cae un pedazo importante, y sus manos y pies se inmiscuyen con el aserrín rojizo. Pareciera que la incomodidad inicial de la intromisión de un observador se transforma en la aceptación del registro donde ellos son los protagonistas y el objetivo es uno solo. La entredicha barrera del lenguaje configura otro tipo de diálogo entre realizadora y locales en el cual uno observa y el otro le indica qué observar y dónde, hasta incluso por qué, como si esperase la aprobación de la cámara.

A la vez, ocurre algo paradójico. A medida que el árbol se va desvaneciendo del paisaje, los transeúntes locales se apropian de alguna parte del árbol, sea leña para paliar el frío, sean los clavos incrustados en la corteza, o las figuras religiosas que alguna vez habían indicado un sitio de veneración contiguo. En The Peepul Tree el árbol cae rama por rama, se desintegra entre la gente y la muchedumbre anónima sigue su camino no sin antes devolver la mirada.